venerdì 3 settembre 2010

Fiesta de las abejitas

Pongamos como hipótesis poco probable que a alguien le importara qué pienso acerca de algo, y en modo más concreto, qué pienso sobre el infierno y azuzado por la incertidumbre me preguntara: Teresa cómo te imaginas el infierno?, respondería sin dudarlo: "Una colchoneta, o una piscina de arena (depende del día me lo imagino de una manera u otra) repleta de bebes jugando y rodeada de padres soltando "deja eso que no es tuyo", "cuidado que te vas a caer", "no le des tan fuerte", "venga que nos vamos a ir". ESO es el infierno.

Tomando como premisa esto que he contado arriba, ayer estuve en la fiesta de bienvenida de la guardería de Paolo. Estaban invitados todos los padres y todos los hijos de las distintas "secciones" (Paolo pertenece a la sección abejitas, menudo nombre maricón). Nos recibieron en el jardín de la guardería.
En el momento que entré, vi materializado el infierno dantesco: niños de distintas edades correteando, gateando o simplemente tocando las narices y padres en grupitos hablando presumo, de "nuestras cosas", que hasta día de hoy puedo resumir en: cuánto cagan los hijos, cuánto duermen los padres y por último la competición acerca de los listos que son (los hijos) "pues el mío gatea desde los 5 meses", "el mio tiene ya 8 dientes" "pues el mío nos hace ya la declaración de la renta".

Yo me siento terriblemente incómoda con otras madres (que no sean amigas mías, claro, en cuyo caso me caen tan bien ellas que sus hijos me parecen una ricura, como el mío) porque me importa un huevo lo que me tienen que contar de sus hijos y ademas me parecen todos horribles. Me pasa como con los clientes de mi último trabajo que en las cenas empiezan a decirme cómo podríamos mejorar nuestros productos y a mi que me importa un auténtico churro tanto lo que ellos piensan como el desarrollo de la mierda de productos que vendo, respondo las primeras estupideces que se me ocurren mientras sudo como un pollo y me lleno la copa de vino para ir pasando el trago. Sólo que en una fiesta de guardería sólo te dan una mierda de zumo de melocotón, nada de cerveza, ni qué decir de pacharan, eso es un funeral!

Mientras esperaba sentada en un banco a que pasara un rato para irme, vi entrar a mi cuñada que llevaba también el niño (de casi un año) ,que, como me imaginaba, me saludó y se fue a hablar con las madres de su sección diciéndome "voy a socializar un poco aunque pufffff es un rollo hacerlo". Mi cuñada pertenece al tipo de madre "rollo alternativo", que como puedo inferir de su comportamiento se trata de vestir con lo que venden de descuento en los puestos peruanos de las fiestas de pueblo y hacer lo mismo que todo el mundo, pero soltando un "puffffff, es un rollo hacerlo" con aire desmayado de superioridad intelectual al final. Algún día profundizaré en este asunto.

Así que traté de imaginarme que niño podría tener la misma edad que Paolo, me acerqué a una negraza muy exuberante que llevaba un niño en brazos y le dije: "me imagino que esta será la compañera de Paolo este año", sonriendo a 50 dientes y me respondió con naúsea infinita "pero si sólo tiene 15 dias!, es la hermana de 2 años que está ahí la que entra", ante semejante fracaso (yo que cóño voy a saber cuanto tiempo tiene un niño!!!, si llevaran una etiqueta con la fecha de envase como las botellas de leche seria más cómodo) me volví a sentar y esperé a que pasara un rato decente para poder irme mientras me bebía la mierda esa de zumo de melocotón.

Pasé el resto del tiempo deprimida hablando con un par de madres de las abejitas (que nombre maricón), pensando que esto sólo es el principio, cuántos años me esperan de tomar zumo de melocotón. Mientras tanto, Paolo dormía tan ricamente. Se durmió cuando entramos al fiestón y se despertó cuando salimos. Le dije "qué listo eres cabrón", y me respondió con una de sus sonrisas que me derriten. Qué vida ésta

1 commento:

  1. Desde los primeros seres vivos, se ha intentado utilizar el modo en que el resto de formas de vida nos percibían para nuestro propio beneficio. Ya fuera a través del aspecto (camuflaje frente a unos elementos, atracción de otros, para comida y procreación), el sonido (canto de los pájaros), el olor o incluso otras sustancias (la tinta del calamar, los catalizadores de algunos protozoos), el objetivo siempre ha sido sacar provecho.

    El problema radica en el mal uso de dichos mecanismos. Me explico: obtener información es útil para tomar decisiones, y a todos nos atrae el aprendizaje. El abuso en la obtención y propagación de información se denomina cotilleo y es, como todo crecimiento excesivo, un tumor.

    La socialización en el ser humano tiene la misma finalidad, como el resto de mecanismos que desarrollamos. Pero mucha gente abusa de la socialización, convirtiendo algo necesario en superfluo y llegando a provocar un rechazo visceral en los sufridores de su vicio.

    De todos modos, la socialización sigue siendo necesaria, como herramienta de selección de socios, identificación de peligros y establecimiento de contactos ocasionales. Sin necesidad de abusar, sería conveniente que conocieras a los padres con los que vas a coincidir durante al menos 9 meses a la salida de la guardería.

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